La travesía del verano

Y allí estaba él, su mirada, su sonrisa, su boca, sus ojos, su pelo... no podía ser cierto, era el de verdad..otra vez él, y así, sin más se bajo del coche, aquel semáforo en ámbar le parecía un buen sitio donde dejar el coche, encendido, sin ni siquiera hacer caso a la cola de coches que tenía detrás que le pitaban sin parar... ella centró su vista en él y no fue capaz de apartarla, tenía que ir y decirle que llevaba enamorada de su mirada desde que lo vio pro primera vez, quería decirle todas aquellas cosas que le había dicho miles de veces en sueños, susurrarle todas aquellas canciones que le recuerdan a él y quería verlo todos los días de su vida...
Él estaba sentado en una terraza, al otro lado de la calle, tomando un capuccino, sin percatarse de que una mujer alta, cabello ondulado, piel pálida, ojos pardos, estaba avanzando hacía él dispuesta a convertirse en el amor de su vida.
Llegó, se sentó sin decirle nada, a su lado, se quedo embobada mirándolo y empezó a sonreír... Aquel hombre tenía una cara de desconcierto enorme, no sabía que estaba pasando..
-¿Hola?
-¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo?- No supo como, pero se atrevió a pronunciar aquella frase que tanto miedo le daba..
Él no sabía que decir, no entendía la situación, pero aquella mujer estaba intrigandole de una manera increíble.
-Vale, sé que no me conoces, sé que quizás no te acuerdes de mi, de aquella vez, junto al David de Miguel Ángel, pero desde ese día para mi has sido un imposible, has pasado por mis sueños millones de veces, me has besado más veces de las inimaginables y me has abrazado fuerte incontables... Esto es una locura, lo sé, pero sé que te necesito, te he buscado por toda Florencia y ahora no puedo dejar que te vayas...

No daba crédito, no podía ser verdad lo que estaba oyendo, y sobre todo no podía entender porque su estomago estaba en erupción, porque sentía que tenía que besarla...