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El amor. El amor es ese tren que no espera, ni anuncia su llegada, atropella, pero quien está al mando de ese tren es siempre alguien por quien te dejarías atropellar siete veces seguidas, tantas como vidas tienen los gatos. Y así, como marchan y entran trenes, me enamoré de alguien que se convirtió en el poema más bonito jamás escrito. A veces, cuando estábamos a solas, en su habitación sonaba algo parecido al choque de ambulancias, creo que eramos nosotros intentando salvarnos la vida...Y es que estamos orgullosos de estar locos (el uno por el otro) y por eso nos besamos como inconscientes en la medida que se nos va la fuerza por la boca.

Él puede ser quizás mi excusa para no pensar en la muerte, ni en el olvido, ni en la tristeza. 

Si algún día no está, me sobrará la mitad de todo lo entero. Me sobra la mitad de la cama, de la almohada, del sofá, de las cenas, de las canciones.. y solo me quedará suponer que a ti también te sobran las mismas mitades que a mi.