La eternidad también cuenta.

Podría empezar diciendo a que saben tus ojos, o podría acabar sin haber empezado, pero mereces algo más.
Tus ojos me llaman, me tientan, me queman, me incitan a acercarme, quizás sean traicioneros o quizás solo me hablen de esperanza.
La esperanza de la que me hablan tus sonrisas, o de la que callas cuando me miras, vamos a decirnos aquello que no sabemos, vamos a descubrir lo más oculto de la libertad, la libertad de los sueños, de aquellos que podemos tener, querer o alcanzar, siempre que nos propongamos seguir, siempre que la palabra también lleve acento y siempre que las canciones nunca oídas, se vuelvan eternas.
Eternidad, curiosa palabra,me atrae, será que quiero ser eternidad, que quiero vivir siempre en el silencio o en susurros, pero quiero ser eterna, quiero ser la luna que nos mira cada mañana y el sol que nos acoge cada noche, las estrellas que me llaman y el silencio que tiembla, solamente quiero ser palabra, con ningún sentido.

Palabra, voz y verso. Un conjunto necesario.