Ya no habrá más vuelos por la ventana, en un vago intento de ser Peter Pan, ni más películas de amor, ni más dedicatorias bonitas, ni besos con amor en el portal. Ahora, si eso, vendrán noches pasionales, en las que los sentimientos están de más, en las que sobra de todo menos los dos cuerpos, y el sudor se convierte en un aliado de la pasión. Quizá Campanilla no esté de tu lado, si no del mío, y pueda aprender a volar yo sola, y remontar el vuelo. Y volar. Volar alto, volar lejos.
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Sonrisa.