Y es entonces cuando te apetece salir, que este lloviendo, mojarte, que tus lagrimas se confundan con la lluvia, sentarte en medio de una carretera y esperar a que la lluvia te inunde de felicidad. Porque no puedes más, porque te agotas, porque cualquier palabra es capaz de hacerte soltar una lágrima más... y te apetece parar de llorar y encerrarte en tu mundo, preguntarle a tu cerebro porque se comporta así, tomar cualquier camino que no lleve a ninguna parte, pero que no tenga tique de vuelta, solo ida.
Tener ganas de comer helado de chocolate hasta acabar el tarro.
Y es entonces cuando te llama, cuando oyes su voz, cuando su respiración es capaz de calmar las doscientas tres lagrimas que estaban a punto de salir, cuando una frase como: ''Tranquila pequeña, todo irá bien'' es capaz de transformar tu estado de animo a la más pura felicidad.
Siempre he sido una chica de trastornos bipolares.
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Sonrisa.